Empezamos hablando un día
así, sin sentido, poco a poco pasaban los días y hablábamos más y más, llegó un
punto en el que hablábamos las veinticuatro horas del día y no nos cansábamos,
tres horas sin hablar contigo eran demasiadas, todo iba perfecto, parecía que
nada podía salir mal, empezamos a tontear y a decirnos cosas bonitas siempre
que podíamos, éramos los dos muy románticos, aunque muchas veces intentábamos
hacernos los duros. Empezamos a decirnos ‘te quiero’, supongo que lo sentíamos.
Comencé a darme cuenta de que no podía vivir sin ti. Y bueno, simplemente me
enamoré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario